Las viviendas unifamiliares son aquellos inmuebles en los que habita una sola familia, tal y como su propio nombre indica. En este sentido debemos diferenciarlas de viviendas colectivas o multifamiliares, concebidas como un conjunto residencial o de finca urbana.
Existen distintos tipos de viviendas unifamiliares en función de la manera en que esté desarrollada su construcción. Por ello, podemos diferenciar entre viviendas unifamiliares pareadas (viviendas en contacto desde el exterior pero independientes en su interior), las viviendas aisladas (sin contacto con otras viviendas) y, por último, las viviendas unifamiliares adosadas (aquellas que tienen una vivienda unifamiliar a cada lado).
Ventajas de las viviendas unifamiliares
Normalmente las viviendas unifamiliares tienen una serie de características que nos permiten diferenciarlas del resto, ya sea por su localización o elementos arquitectónicos propios. Por lo que respecta a su ubicación, las viviendas unifamiliares suelen estar lejos del centro de las ciudades o de grandes aglomeraciones, situándose en muchas ocasiones en zonas exclusivas en las afueras o proximidades de los núcleos urbanos, por lo que proporcionan mayor tranquilidad a las personas que habitan en ellas.
Por otro lado, este tipo de viviendas también suelen caracterizarse por tener más espacio y, lo que es más importante, un espacio más adaptado a las necesidades de sus integrantes. La construcción de viviendas unifamiliares permite tener en cuenta elementos como la disposición y orientación de las distintas estancias, además de poder contar con materiales sostenibles que ayuden a un mayor ahorro energético.