La cláusula suelo es una condición hipotecaria que fijaron en su día las entidades bancarias y que impedía a los hipotecados beneficiarse de las caídas o fluctuaciones del Euríbor, el índice que marca la tasación de las hipotecas de tipo variable. La cláusula suelo establecida por los bancos evitaba que cuando los tipos de interés de las hipotecas variables descendieran o estuvieran en negativo, ese descenso se aplicara en la cuota mensual de los clientes.
En el año 2013 el Tribunal Supremo Español declaró las cláusulas suelo como nulas y, a finales de 2016, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea declaró la retroactividad de las mismas por considerarlas como abusivas.
Tras estas sentencias, muchas entidades bancarias han adoptado medidas de restitución del dinero que obtuvieron mediante esta práctica, devolviendo en algunos casos el importe total de lo cobrado por las cláusulas suelo de las hipotecas de sus clientes.